El Día de la Independencia, que reconoce la promulgación de la Declaración de Independencia en 1776, ha sido durante mucho tiempo una festividad en la que celebramos la libertad del gobierno tiránico. Se ha llamado el cumpleaños de Estados Unidos y generalmente es una ocasión alegre con muchas reuniones, fuegos artificiales, banderas estadounidenses y un sentido general de orgullo patriótico.
Si bien nuestros fundadores vivieron vidas radicalmente diferentes que incluían creencias y prácticas que desde entonces hemos considerado incompatibles con nuestros valores estadounidenses, como la esclavitud y la falta de derechos para las mujeres y las personas de color, la idea de la democracia es algo que hemos mantenido cerca desde que la tinta se secó en la Constitución. La democracia es lo que nos permite adaptarnos a los tiempos cambiantes y corregir las injusticias evidenciadas por lo que hemos aprendido a través de experiencias pasadas. A través de la ciencia y la investigación. A través de los desafíos y las tribulaciones.
Lo que es diferente este año, y quizás en los últimos seis años, es un movimiento rápido para desestabilizar nuestra democracia y eliminar los derechos constitucionales que hemos luchado arduamente por instituir. Hemos visto surgir un tipo de liderazgo teocrático y autocrático que aprovecha la religión y el miedo para avergonzar, culpar y crear divisiones que solo benefician a unos pocos privilegiados. Hemos experimentado una negación de la decencia humana básica y un desprecio por la rica diversidad de pensamiento, religión, raza y género en este país.
La bandera estadounidense ha sido cooptada por un grupo de individuos radicalizados que buscan inculcar odio y división entre las personas que no encajan en su visión excluyente del mundo, mientras afirman ser patriotas. La homogeneidad y el control son sus fuerzas guía, y para aquellos de nosotros que no nos dejamos guiar por estos motivos no estadounidenses, puede ser difícil mostrar nuestro orgullo estadounidense. No queremos ser asociados con esos grupos porque son totalmente opuestos a todo lo que asociamos con los verdaderos ideales estadounidenses.
Pero es nuestra bandera. No solo de ellos. Y en el Día de la Independencia, cuando muchos de nosotros podríamos estar tentados a renunciar por completo a la celebración, aprovechemos este día como un llamado a la lucha por lo que hemos perdido. ¿Por qué una minoría de radicales puede decidir quiénes somos, cuando la gran mayoría de los estadounidenses tiene una visión mucho más amable, solidaria e inclusiva?
En este momento, puede sentirse abrumador con la avalancha de ataques anticonstitucionales que nos llegan a diario. Pero canalicemos la ira y la tristeza que sentimos en acción. Somos muchos más que ellos, pero todos tenemos que actuar para lograr el cambio.
Sin importar cómo planees pasar esta festividad, nuestra esperanza es que sirva para galvanizar un movimiento que aproveche nuestra energía y patriotismo para el bien. También esperamos que sirva como un recordatorio conmovedor de lo importante que es votar, ya que votar es la forma más poderosa de lograr el cambio que queremos ver.